jueves, 23 de julio de 2009

Jorge L. Borges




Episodio del enemigo


Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir penosamente por el áspero camino del cerro. Se ayudaba con un bastón, con un torpe bastón que en viejas manos no podía ser un arma sino un báculo. Me costó percibir lo que esperaba: el débil golpe contra la puerta. Miré, no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí, ya que no sé griego. Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave. Temí que el hombre se desplomara, pero dio unos pasos inciertos, soltó el bastón que no volví ver, y cayó en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero sólo entonces noté que se parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serían las cuatro de la tarde.

Me incliné sobre él para que me oyera.

—Uno cree que los años pasan para uno —le dije— pero pasan también para los demás.

Aquí nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido.

Mientras yo hablaba, se había desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del saco. Algo me señalaba y yo sentí que era un revólver.

Me dijo entonces con voz firme:

—Para entrar en su casa, he recurrido a la compasión. Lo tengo ahora mi merced y no soy misericordioso.

Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podían salvarme. Atiné a decir:

—En verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es aquel niño ni yo aquel insensato. Además, la venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón.

—Precisamente porque ya no soy aquel niño —me replicó— tengo que matarlo. No se trata de una venganza sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.

—Puedo hacer una cosa —le contesté.

—¿Cuál? —me preguntó.

—Despertarme.

Y así lo hice.


domingo, 19 de julio de 2009

Javier Villafañe

El anciano sin memoria

Estaba con una mano en la frente y a cada pregunta que hacían los amigos bajaba la cabeza, cerraba los ojos para mirar más lejos y respondía:
- No, no recuerdo.

Y de pronto, dijo:
- Ustedes recuerdan todo. Debe ser tremendo. Yo no recuerdo nada. Estoy como si naciera mañana.

William Ospina

Amenazas

Te devoraré - dijo la pantera.
Peor para ti - dijo la espada.

Amor

La piedra ama a la nube,

pero ese amor es sólo desesperación de su propia quietud.

Se lo dije, pero ella replicó

que ese amor también es de siglos de nube en su alma.

sábado, 18 de julio de 2009

CARPE DIEM



18 DE JULIO 1994 - 18 DE JULIO 2009
AMIA - ARGENTINA

Te quiero.
Sos super importante.
No te banco. Gracias por bancarme.
Me gusta charlar con vos. Me gusta acompañarte.
Me entendés como nadie. Tenés una sonrisa hermosa.
No vuelvas a hacerlo. Gracias por venir.
No te zarpés.
Qué lindo estás hoy. Por favor, quedate.
No me gusta como me hablás.
Tu silencio no me ayuda.
Pensé todo el día en vos. Te extraño.
No me celés tanto. Te espero esta noche.
No te animaste.
No tuviste tiempo.
Lo dejaste para después ...
Animate HOY a decir eso que siempre quisiste decirle a alguien y nunca se lo dijiste ...
(institucional de la AMIA el 18 de Julio de 2009)

jueves, 16 de julio de 2009

Pedro Orgambide

La intrusa

Ella tuvo la culpa, señor juez. Hasta entonces, el día que llegó, nadie se quejó de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el primero en llegar a la oficina y el último en irme. Mi escritorio era el más limpio de todos. Jamás me olvidé de cubrir la máquina de calcular, por ejemplo, o de planchar con mis propias manos el papel carbónico. En cuanto a esa, me pareció sospechosa desde el primer momento. Vino con tantas ínfulas a la oficina. Además, ¡ qué exageración !, recibirla con un discurso, como si fuera una princesa. Yo seguí trabajando como si nada pasara. Los otros se deshacían de elogios. Alguno, deslumbrado, se atrevía a rozarla con la mano. ¿ Cree usted que yo me inmuté por eso, señor juez ? No. Tengo mis principios y no los voy a cambiar de un día para el otro. Pero hay cosas que me colman la medida. La intrusa, poco a poco me fue invadiendo. Comencé a perder el apetito. Mi mujer me compró un tónico, pero sin resultado. ¡ Si hasta se me caía el pelo , señor, y soñaba con ella ! Todo lo soporté, todo. Menos lo de ayer. "González - me dijo el gerente -, lamento decirle que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios". Veinte años, señor juez, veinte años tirados a la basura. Supe que ella fue con la alcahuetería. Y yo, que nunca dije una mala palabra, la insulté. Sí, confieso que la insulté, señor juez, y que le pegué, con todas mis fuerzas. Fui yo quien le pegó con el fierro. Le gritaba y le gritaba como loco. Ella tuvo la culpa. Arruinó mi carrera, la vida de un hombre honrado, señor. Me perdí por una extranjera, por una miserable computadora, por un pedazo de lata, como quien dice.



Homero Manzi

Tú pálida voz

Te oí decir adiós, adiós...
Cerré los ojos y oculté el dolor...
Sentí tus pasos cruzando la tarde
y no te atajaron mis manos cobardes.

Mi corazón, lloró de amor
y en el silencio resonó tu voz,
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz que era mía ... tu pálida voz.

En las noches desoladas, que sacude el viento,
brillan las estrellas frías del remordimiento
y me engaño que habrás de volver otra vez
desatando el olvido y el tiempo.

Siento que tus pasos vuelven por la senda amiga.
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga,
para qué si ya sé que es inútil mi afán,
nunca... nunca... vendrás.


Te vi partir, dijiste adiós,
temblé de angustia y oculté el dolor.
Después, pensando que no volverías
traté de alcanzarte y ya no eras mía.

Mi corazón, sangró de amor,
y en el recuerdo resonó tu voz...
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz aterida, tu pálida voz.

miércoles, 15 de julio de 2009

Jacques Prévert

Desayuno

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme se puso de pie.
Se puso el sombrero.
Se puso el impermeable
porque llovía.
Se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.

domingo, 12 de julio de 2009

Katie Melua

"If you were a sailboat"

Sometimes I believe in fate
but the chances we create
always seem to ring more true
you took a chance on loving me
I took a chance on loving you.

martes, 7 de julio de 2009

Oscar Wilde

De profundis - extracto -

Tengo necesidad de aprender a curar mis heridas de estos años y a ser feliz.
Durante las dos últimas veces que recibí aquí a mis amigos, me esforcé en mostrarme lo más alegre posible, en manifestarles mi alegría, para de este modo compensarles siquiera algo de la larga marcha que habían hecho desde Londres hasta aquí... Por primera vez desde mi condena, sentí un verdadero deseo de vivir, lo que me indica que las conclusiones a las que voy arribando en silencio me están encauzando, poco a poco, por el buen sendero.
Es tal la cantidad de cosas que tengo por hacer, que sería para mí una horrible tragedia el tener que morir antes de haber podido realizar siquiera una pequeña porción de ellas. Estoy viendo nuevas posibilidades en el Arte y en la Vida, y cada una de ellas es una forma inexplorada de perfección. Deseo vivir para poder investigar sobre un mundo que se me aparece casi nuevo. Fácil es adivinar cuál es este mundo; se trata de aquel en el que últimamente he vivido: el del dolor y todo lo que él te enseña.
Mi madre, que conocía todos los matices de la vida, solía citarme unos versos de Goethe, que muchos años antes Carlyle le había escrito en un libro y que decían:
Quien nunca comió su pan en dolor,
ni se pasó llorando y esperando la tardía mañana,
las horas de la noche,
ése os desconoce, potencias celestes.

lunes, 6 de julio de 2009

Víctor Hugo


La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.

Edgar Bayley

Cuando ella


cuando ella abre los ojos las horas despiertan
respiran como matas de hierba al amanecer
como pájaros en la mañana del día siguiente
cuando ella extiende sus brazos la máscara cesa
el olvido cesa las orugas reinician su marcha
cuando ella vuelve a nadar en el agua dormida
la tierra entrega sus llaves sus momentos propicios
su amapola su maíz
una lluvia de azufre una bandera en llamas
cuando ella mira a lo lejos
se disuelven las sombras y el nacimiento llega

(óleo "Sol ardiente de Junio" -1895- de Lord Frederic Leighton
en el Museo de Arte de Ponce de Puerto Rico)

sábado, 4 de julio de 2009

The Beatles

Things We Said Today

You say you will love me
If I have to go.
You'll be thinking of me,
Somehow I will know.
Someday when I'm lonely,
Wishing you weren't so far away,
Then I will remember
Things we said today.
You say you'll be mine, girl,
'Til the end of time.
These days such a kind girl
Seems so hard to find.
Someday when we're dreaming,
Deep in love, not a lot to say.
Then we will remember
Things we said today.
Me, I'm just the lucky kind.
Love to hear you say that love is luck.
And, though we may be blind,
Love is here to stay. And that's enough
To make you mine, girl,
Be the only one.
Love me all the time, girl.
We'll go on and on.
Someday when we're dreaming,
Deep in love, not a lot to say.
Then we will remember
Things we said today

Alejandra Pizarnik


Revelaciones

En la noche a tu lado
las palabras son claves, son llaves.
El deseo es rey.

Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones.


Cuarto solo

Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.

(del libro Los trabajos y las noches)

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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