domingo, 28 de noviembre de 2010

Gabriel Celaya

El toque delicado

Si toco en mi dolor, todo lo siento
mío, mío, perdido vagamente.
Si toco en el dolor mas de repente
me vuelvo a las estrellas y a lo bello,
yo siento el corazón que aquí me quema
como un mero detalle en el sistema.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Roberto Bolaño

Ahora tu cuerpo es sacudido por
pesadillas. Ya no eres
el mismo: el que amó, que se arriesgó.
Ya no eres el mismo, aunque
tal vez mañana todo se desvanezca
como un mal sueño y empieces
de nuevo. Tal vez
mañana empieces de nuevo.
Y el sudor, el frío,
los detectives erráticos, sean como un sueño.
No te desanimes.
Ahora tiemblas, pero tal vez
mañana todo empiece de nuevo.

martes, 23 de noviembre de 2010

Juan Gelman

¿Quién dijo alguna vez:
hasta aquí la sed, hasta aquí el agua?
¿Quién dijo alguna vez:
hasta aquí el aire, hasta aquí el fuego?
¿Quién dijo alguna vez:
hasta aquí el amor, hasta aquí el odio?
¿Quién dijo alguna vez:
hasta aquí el hombre,hasta aquí no?
Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran

jueves, 18 de noviembre de 2010

Oliverio Girondo

Lo que esperamos

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos del asfalto y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse
de atraernos y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso
a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.

Oliverio Girondo-Argentino-1891/1967

William Carlos Williams

Justo es decirlo

Me comí
las ciruelas
que había
en la nevera

y que
probablemente tú
reservabas
para desayunar.

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Octavio Paz

Nuevo rostro

La noche borra noches en tu rostro,
derrama aceites en tus secos párpados,
quema en tu frente el pensamiento
y atrás del pensamiento la memoria.

Entre las sombras que te anegan
otro rostro amanece.
Y siento que a mi lado
no eres tú la que duerme,
sino la niña aquella que fuiste
y que esperaba sólo que durmieras
para volver y conocerme.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ezra Pound

El encuentro

Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
ella me exploraba con sus ojos.
Y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sam Shepard

Si todavía rondaras por aquí
Te tomaría
Te sacudiría por las rodillas
Te soplaría aire caliente en ambas orejas
Tú, que podías escribir como una Pantera
Todo lo que se te metiera en las venas
Qué clase de verde sangre
Te arrastró a tu destino
Si todavía rondaras por aquí
Te desgarraría hasta meterme en tu miedo
Te lo arrancaría
Para que colgara como un pellejo
Como jirones de miedo
Te daría la vuelta
Te pondría de cara al viento
Doblaría tu espalda sobre mi rodilla
Masticaría tu nuca
Hasta que abrieras tu boca a esta vida

poema de Sam Shepard

(detalle de la escultura "El rapto de Proserpina" de Gian Lorenzo Bernini en el Palazzo Borghese en Roma)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

José Pedroni

POETA

Yo fui niño una vez, pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.

Debió pisarme alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo. No tenía nombre.
Era, me acuerdo, como liebre herida.

Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.

Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.


«Otros poemas». Poesías escogidas, 2009.

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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