viernes, 27 de enero de 2012

Claudio Capristo

Me duele una ceja; y noto que la otra no dice nada, ni obra diciendo "pasame la mitad del dolor, así lo llevamos mejor".

Y siento que yo debería hacer algo, pobre ceja, no es justo. Pero intento y no lo logro, y no sé cómo.

Entonces termino pellizcando fuerte mi ceja que está muy tranquila, como si nada; y eso me parece lo más justo.

A veces el masoquismo es una manera de hacerme justicia, de volverme solidario.




lunes, 23 de enero de 2012

4710






El dragón - Jorge Luis Borges

"Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres."











El ministro y el dragón

Una noche el emperador de China soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín. De pronto algo se arrodilló a sus pies y le pidió ayuda. El emperador aceptó. El que suplicaba dijo que era un dragón y que las estrellas le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, el ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró al dragón protegerlo.

Al despertarse el emperador preguntó por su ministro Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio. El emperador lo mandó a buscar y lo mantuvo ocupado todo el día para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, Wei Cheng estaba cansado y se quedó dormido.


Un estruendo sacudió la tierra. Poco después entraron dos capitanes que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron: "Cayó del cielo".


Wei Cheng, que había despertado, miró la cabeza asombrado y dijo:
"Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así".

Wu Ch'eng, autor chino del siglo XVI. Jorge L. Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, en Antología de la literatura fantástica, Editorial Sudamericana.

miércoles, 18 de enero de 2012

Alain Robbe Grillet

Me gusta la vida. No me gusta la muerte.
Sin embargo, me gusta bastante lo que se mantiene inmóvil (me gustan los gatos, no me gustan los perros).
Me gusta la sensación de eternidad, las viejas casas de provincia con decorado inmutable.
No me gusta el teléfono. No me gustan los autos. Me gustan los largos viajes: París-Bucarest, Nueva York-Los Angeles, Estambul-Teherán.
Me gusta también caminar, en las calles o en el campo. Me gustan los otoños húmedos y dulces, las hojas negras relucientes de lluvia, sobre las espesas y esponjosas alfombras de los caminos.
No me gusta el ruido. No me gusta la agitación.
Me gustan las voces lindas. Detesto los gritos.
Me gustan las multitudes alegres. No me gusta lo que les gusta a las multitudes. Me gustan los días en que me siento más inteligente, más agudo. Me gusta aprender. Me gusta enseñar.
No me gusta dar una conferencia después de una buena comida. Me gusta el vino tinto. No me gusta el whisky. Me gusta el idioma francés.
Me gusta la vida. Me gusta la literatura.
No me gusta... No me gusta pensar en lo que no me gusta.
Me gustaba la voz de Roland Barthes.
Me gusta lo lindo. No me gusta demasiado la moda de lo feo.
Me gusta decir lo que pienso, sobre todo si no se dice. No me gustan los militantes, cualquiera sea su tendencia.
Me gusta conocer la regla. No me gusta respetarla.
Me gusta lo que es chico. Me gustan las calles de Nueva York, los grandes paisajes del oeste estadounidense. No me gustan las grandes palabras.
Me gusta comprender. Me gusta analizar las cosas. Me gusta conocer las teorías, literarias o científicas.
Me gusta la libertad. No me gusta el derroche. No me gusta la ensalada periodística.
Amo a mi papá y a mi mamá. Desconfío de los psicoanalistas.
Me gusta mucho irritar a la gente, pero no me gusta que me jodan.

lunes, 16 de enero de 2012

Rosalía de Castro

Meditación en el umbral

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo

antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.

jueves, 12 de enero de 2012

Louis Aragon

No hay ningún amor feliz

El hombre nada adquiere jamás Ni su ternura
Ni su amor ni su fuerza Y cuando abre los brazos
La sombra que proyecta es una cruz oscura
Y si abraza su dicha la destroza en pedazos
Su vida es una extraña y espantable locura
No hay ningún amor feliz

Su vida se parece a un inerme soldado
Que para otra estrategia ha sido preparado
Que madruga y de noche sufre de hambre y de sed
Y que en la tarde tiembla deshecho y desarmado
Decid «mi pobre vida» y el llanto contened
No hay ningún amor feliz

Mi bello amor mi dulce amor mi amor perdido
Dentro de mí te llevo como un pájaro yerto
Y aquellos que de lejos nos vieron no han sabido
Que mis propios poemas tras de mí han repetido
Y que ya por tus ojos varias veces han muerto
No hay ningún amor feliz

El tiempo de aprender a vivir ya ha pasado
Que lloren en la noche nuestros dos corazones
Por el dolor que esconde cada recuerdo amado
Las tragedias que nutren el éxtasis soñado
Los sollozos que impregnan las menores canciones
No hay ningún amor feliz

No hay amor que no aflija al par que desespera
No hay amor que no se halle mezclado a su dolor
No hay amor que no espante No hay amor que no hiera
No hay amor que no viva de lágrimas y espera
Y el amor de la patria lo mismo que tu amor
No hay ningún amor feliz
Pero este es nuestro amor



Versión de: Andrés Holguín

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

más vistas último mes