domingo, 18 de mayo de 2014

Leopoldo Marechal


Definiciones



Te propongo, con ánimo docente,

Varias definiciones de tu cuerpo.

La viajera: “Es un traje de turismo,
entre los muchos que ha de usar tu ser
cumpliendo su moción helicoidal”.

La tenebrosa: “Es el cajón de muerte
o el ataúd grosero en que tu alma 
yace y espera su liberación”.

La hotelera: “Tu cuerpo es una casa
que has de habitar un día y una noche”.

La fabril: “Es un útil de trabajo, 
una herramienta noble (martillo, escoplo, arado)
con que realiza el alma sus oficios terrestres”.

Sea un útil o un traje, sea chalet o féretro,
cuidarás ese poco de tierra necesaria.
Ni adores a tu cuerpo ni le des latigazos:
es un buey de ojos tristes, pero muy obediente 
si no lo abruma el yugo, ni le sobra la alfalfa.



sábado, 3 de mayo de 2014

E. E. Cummings


En algún 

lugar al que nunca he viajado, 
felizmente más allá de toda experiencia, 
tus ojos tienen su silencio: 
En tu gesto más frágil hay cosas que me rodean 
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca. 


Con solo mirarme, me liberas. 
Aunque yo me haya cerrado como un puño, 
siempre abres, pétalo tras pétalo mi ser, 
como la primavera abre con un toque diestro 
y misterioso su primera rosa. 
O si deseas cerrarme, yo y 
mi vida nos cerraremos muy bella, súbitamente, 
como cuando el corazón de esta flor imagina 
la nieve cayendo cuidadosa por doquier. 



Nada que hayamos de percibir en este mundo iguala 
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura 
me somete con el color de sus campos, 
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro. 

Ignoro tu destreza para cerrar y abrir 
pero, cierto es que algo me dice 
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas... 

Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.



[Ilustración: autorretrato de E. E. Cummings (1920).]

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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