POETA
Yo fui niño una vez, pero hace mucho.
Me dormía enroscado en la vereda.
Hay una voz que todavía escucho.
Hubo una mariposa. Era de seda.
Debió pisarme alguna vez un hombre.
Debió mirarme una mujer dolida.
Yo no me acuerdo. No tenía nombre.
Era, me acuerdo, como liebre herida.
Enamorada de mi sangre sola
que se dormía al sol en cualquier trigo,
la mariposa entraba en mi corola.
Yo no sé lo que ella hizo conmigo;
pero ella iba detrás de mi amapola,
ella y la voz que me llamaba amigo.
«Otros poemas». Poesías escogidas, 2009.
L’ultimo bacio, cerchi riparo fraterno conforto, tendi le braccia allo specchio, ti muovi a stento e con sguardo severo, di quei violini suonati dal vento, l'ultimo bacio brucia sul viso come gocce di limone, l'eroico coraggio di un feroce addio, ma sono lacrime mentre piove piove, mentre piove piove . . .
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Florencia Abadi
desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...
más vistas último mes
-
Desmayarse Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y...
-
Poema en línea recta Nunca conocí a nadie a quien le hubiesen roto la cara. Todos mis conocidos fueron campeones en todo. Y yo, que fui ordi...
-
Spleen Yo soy como ese rey de aquel país lluvioso, rico, pero impotente, joven, aunque achacoso, que, despreciando halagos de sus cien conce...