La moneda de hierro / The Iron Coin
Here is the iron coin. Let us ask
The two opposing faces what will be the answer
To the obstinate question that no one has not asked himself:
Why does a man require that a woman should love him?
Let us see. On the upper sphere are interwoven
The fourfold firmament borne up by the flood
And the unalterable planets.
Adam, the young father, and the young Paradise.
The evening and the morning. God in every creature.
In this pure labyrinth is your reflection.
Let us toss again the iron coin
Which is also a magic mirror. Its reverse side
Is no one and nothing and darkness and blindness. That is you.
The two faces forge a single iron echo.
Your hands and your tongue are unfaithful witnesses.
God is the ungraspable centre of the ring.
He neither praises nor condemns. He behaves better: he forgets.
Falsely charged with infamy, why should they not love you?
In the darkness of the other we seek our darkness;
In the glass of the other, our necessary glass.
J. L. BORGES (1976)
Aquí está la moneda de hierro. Interroguemos
las dos contrarias caras que serán la respuesta
de la terca demanda que nadie no se ha hecho:
¿Por qué precisa un hombre que una mujer lo quiera?
Miremos. En el orbe superior se entretejan
el firmamento cuádruple que sostiene el diluvio
y las inalterables estrellas planetarias.
Adán, el joven padre, y el joven Paraíso.
La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.
En ese laberinto puro está tu reflejo.
Arrojemos de nuevo la moneda de hierro
que es también un espejo magnífico. Su reverso
es nadie y nada y sombra y ceguera. Eso eres.
De hierro las dos caras labran un solo eco.
Tus manos y tu lengua son testigos infieles.
Dios es el inasible centro de la sortija.
No exalta ni condena. Obra mejor: olvida.
Maculado de infamia ¿por qué no han de quererte?
En la sombra del otro buscamos nuestra sombra;
en el cristal del otro, nuestro cristal recíproco.
L’ultimo bacio, cerchi riparo fraterno conforto, tendi le braccia allo specchio, ti muovi a stento e con sguardo severo, di quei violini suonati dal vento, l'ultimo bacio brucia sul viso come gocce di limone, l'eroico coraggio di un feroce addio, ma sono lacrime mentre piove piove, mentre piove piove . . .
sábado, 26 de febrero de 2011
Florencia Abadi
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