Me duele una ceja; y noto que la otra no dice nada, ni obra diciendo "pasame la mitad del dolor, así lo llevamos mejor".
Y siento que yo debería hacer algo, pobre ceja, no es justo. Pero intento y no lo logro, y no sé cómo.
Entonces termino pellizcando fuerte mi ceja que está muy tranquila, como si nada; y eso me parece lo más justo.
A veces el masoquismo es una manera de hacerme justicia, de volverme solidario.
L’ultimo bacio, cerchi riparo fraterno conforto, tendi le braccia allo specchio, ti muovi a stento e con sguardo severo, di quei violini suonati dal vento, l'ultimo bacio brucia sul viso come gocce di limone, l'eroico coraggio di un feroce addio, ma sono lacrime mentre piove piove, mentre piove piove . . .
viernes, 27 de enero de 2012
Florencia Abadi
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