lunes, 14 de diciembre de 2009

Emily Dickinson



El alma elige su íntima sociedad

luego– cierra la puerta–
a su divina mayoría–
que ya no está presente–
imperturbable –advierte los carruajes– deteniéndose
en su pequeño portón–
–un emperador está arrodillado–
sobre su alfombra–
la conocí –por provenir de una gran nación–
elige una–
luego –cierra las válvulas de su atención–
como piedra–.


(Traducción: Silvina Ocampo)

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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