lunes, 5 de julio de 2010

Patrick Süskind

El Perfume
(párrafos del 1º cap)

La fragancia humana en sí y de por sí le era indiferente. Se trataba de una fragancia que podía imitar bastante bien con sucedáneos. Lo que codiciaba era la fragancia de "ciertas" personas: aquellas, extremadamente raras, que inspiran amor. Tales eran sus víctimas.

Existen fragancias que se conservan durante décadas. Un armario frotado con almizcle, un
trozo de cuero empapado de esencia de canela, un bulbo de azahar , un cofre de madera de
cedro poseen una vida olfativa casi eterna. En cambio otros -el aceite de lima, la bergamota, los
extractos de narciso y nardo y muchos perfumes florales- se evaporan al cabo de pocas horas
al ser expuestos al aire. El perfumista lucha contra esta circunstancia fatal ligando las fragancias demasiado volátiles a otras más perennes, como si las maniatara para frenar sus ansias de libertad, un arte que consiste en dejar las ataduras lo más sueltas posible a fin de dar al aroma prisionero una semblanza de libertad y en anudarlas con fuerza para que no pueda huir.


Grenouille había realizado a la perfección esta muestra de habilidad con la esencia de nardo, cuya efímera fragancia retuvo con minúsculas cantidades de algalia, vainilla, láudano y ciprés, restándole así un auténtico valor. ¿Por qué no hacer algo parecido con la fragancia de la muchacha? ¿Por qué usar y derrochar en estado puro el aroma más valioso y frágil de todos?
Qué torpeza! Qué grave falta de refinamiento! ¿Acaso se dejaban los diamantes en bruto? ¿Se
llevaba el oro en pedruscos alrededor del cuello? ¿Era él, Grenouille, un primitivo ladrón de
perfumes como Druot y demás maceradores, destiladores y exprimidores de pétalos? ¿Acaso
no era el mayor perfumista del mundo? Se asestó un manotazo en la cabeza, horrorizado porque no se le había ocurrido antes: aquella singular fragancia no podía usarse en bruto.
Debía tratarla como la piedra preciosa de más valor. Debía forjar una diadema fragante en cuya parte más elevada refulgiera "su" aroma, mezclado con otros pero dominándolos a todos.
Elaboraría un perfume según todas las reglas del arte y la fragancia de la muchacha de detrás
de la muralla, sería la nota central.

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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