Decálogo para olvidarte
… y cuando me de vuelta, que te conviertas en estatua de sal … (decálogo para olvidarte)
1. Mesura. Contar los días, de la misma forma en que se hace para dejar cualquier vicio; aferrarme a las horas, confiar en ellas, recordando siempre que su tarea es agotarse, pasar, acumularse sobre la memoria hasta anegarla.
2. Distancia. No llamarte, no escribirte, no tocar tu timbre, no esperar tus llamadas, no esperar tus mensajes, no atender mi timbre con la renovada esperanza de encontrarte al otro lado de mi puerta.
3. Higiene. Borrar todas tus huellas, quemar tus fotos, tirar tu ropa y regalar tus muebles, eliminarte de todas las agendas, de los discados rápidos, de mis itinerarios, del olor en la piel.
4. Templanza. Manejar con cuidado los estimulantes; el alcohol y las drogas pueden procurar cierto alivio relativo, pero los estados de euforia son difíciles de manejar, generan flaqueza y favorecen la distracción del objetivo principal. Y el objetivo es olvidarte. Repetirlo como un mantra: el objetivo es olvidarte, el objetivo es olvidarte…
5. Cordura. Durante el día saltar, gopear las paredes, morder las patas de las sillas, gritar por las ventanas, insultar a los automovilistas, maltratar a los empleados públicos; por la noche transpirar las sábanas en la cama solitaria y mantenerme impasible en la marea de las pesadillas.
6. Sinceridad. Reconocer para mí mismo que tu íntimo deseo es no volver a verme, y clausurar de una vez este ridículo diálogo que mis pensamientos insisten en sostener –tan obstinadamente– con tu figura imaginaria.
7. Soledad. Mantenerme al margen de nuevas relaciones; en las actuales condiciones de depresión y melancolía están destinadas al fracaso por efecto de la comparación. Un nuevo fracaso equivaldría a la pérdida definitiva del frágil equilibro hasta ahora alcanzado.
8. Estoicismo. Perder todas las esperanzas, y aguantarme así, sin ellas.
9. Paciencia. No perder de vista que, antes o después, al final no quedará nada del dolor que hoy parece abrumador.
10. Decisión. Volver a la triste realidad del mundo que no te contiene.
http://costanegra.blogspot.com/
L’ultimo bacio, cerchi riparo fraterno conforto, tendi le braccia allo specchio, ti muovi a stento e con sguardo severo, di quei violini suonati dal vento, l'ultimo bacio brucia sul viso come gocce di limone, l'eroico coraggio di un feroce addio, ma sono lacrime mentre piove piove, mentre piove piove . . .
domingo, 30 de enero de 2011
Florencia Abadi
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