jueves, 19 de abril de 2012

Corita King

Mi amigo del alma es mi amigo del alma porque entiende todo lo que me pasa aún sin verme. Mejor aún: acepta que me pasen cosas y no se toma nada personal, que es lo que hace la gente que se enoja cuando no diste señales de vida. Mi amigo del alma sabe reírse de sí mismo y lo hace antes de reírse de los demás. De hecho, no lo veo riéndose de nadie ni criticando ni desperdigando juicios de valor.



Mi amigo del alma es impersonal. Tiene tanto de persona como de chimpancé porque mi amigo del alma no es ni una cosa ni la otra: es un ser humano iluminado.


Me dirán: pero el ser humano es una persona. Y yo debo decirles: no estoy de acuerdo. Personas son aquellas que corren por Florida de oficina en oficina, de comercio en comercio, con la blackberry enchufada en la oreja. Personas son aquellas que inundan los subtes, gruñendo, con la mirada vacua y las comisuras de los labios apuntándole a los pies. Personas son las que votan y se quejan, las que dicen saber de política, de economía, de ciencia, de filosofía, de la vida y no hacen más que repetir slogans. Personas son las que se pelean en el colectivo, las que cruzan mal la calle, las que manejan como chimpancés, las que atraviesan las vías con las barreras bajas y las que se paran en el medio de un camino, como en babia, interfiriendo con el fluir del resto de las personas. Personas son las que no quieren ver más allá de su propia nariz. Personas son muchas. Seres humanos son menos. Y por suerte mi amigo del alma es un flor de ser humano. Iluminado, ya he dicho.



Si yo fuera persona, lo metería en una campana de cristal y lo miraría como a una rosa. Si yo fuera una persona de la realeza quizás lo cazaría. Y si fuera persona científica, lo agarraría como a un sapo luego de cazarlo para ver qué tiene adentro, cómo es que puede ser tan ser humano, casi extra terrestre.



Pero mi amigo del alma me enseñó a no ser persona. Por eso es mi amigo del alma. Porque me ayudó a convertirme en un ser humano. Me abrió los ojos y me mostró un camino en el que los enojos son risibles, en el que la envidia y la competencia no son valores, un camino en el que a veces está él para caminar unos pasos conmigo y otras veces está su palabra para alentarme a seguir. Mi amigo del alma me mostró un camino de humildad y de amor, de conocimientos mucho más valiosos que los intelectuales, de belleza, de luz. Y pueden creer que mi amigo del alma es Jesús, Buda, Yoda o Gandalf, pero no, y eso es lo mejor: mi amigo del alma es efectivamente un ser humano real al que desemboqué cuando más lo necesité, cuando más ciega estuve, cuando me llegó el momento de tomar un nuevo camino.



Es como Matrix, así tal cual. Si tomaste la pastilla para ver la vía del ser humano, no hay marcha atrás. Y a veces te sentís en medio de un profundísimo lago de personas, solo, desamparado, cansado de bracear, con escaso aire y la voluntad desfalleciente, pero ésos son los momentos en los que aparece el amigo del alma y te revitaliza para un nuevo trecho.



Ahora, he de ser totalmente franca: mi amigo del alma es un ser humano y a la vez es varios. El primero me hizo caminar hacia otros seres a su imagen y semejanza por lo que ahora cuento con varios amigos del alma que se aglutinan en una sola imagen impersonal. Todos tienen algo del original y todos han hecho un poco de Virgilio, pasándose la posta unos a otros en este rumbo que inicié hace ya mucho tiempo.



Así he llegado a un punto sin retorno. Ya no hay vuelta atrás, siempre hacia adelante y cada vez con los valores más definidos: el ser humano ama, perdona, acepta, vive sin prejuicios y sin orgullos, percibe lo que pasa a su alrededor cuando está rodeado de personas y por esto mismo puede fluir, a veces atrapando a una persona para abrirle los ojos y mostrarle el camino, otras veces en soledad, con humilde silencio, sin ser percibido incluso. El ser humano tiene un alma vibrante y eso es lo que perciben los otros seres humanos, así se juntan los seres humanos y se vuelven amigos del alma, por más ínfima que sea la expresión para describir tamaño vínculo porque los amigos del alma son mucho más que eso y siempre van a estar: son parte nuestra, impersonales, confortablemente humanos.









 

(No suelo comentar lo que publico pues cada texto elegido, cada poesía, cada nota, cada canción, cada obra de arte, habla elocuentemente por sí misma... de mí y del universo que me conmueve o deslumbra. Pero éste es especialmente importante para mí. No sólo está excelentemente escrito sino que tiene toda la autenticidad y la pasión que hoy necesitaba. Hay seres que se cruzan en la vida para hacernos el bien, para ayudarnos a curar heridas. Hay los que las causan. A veces nos chocamos con unos, y otras... con ángeles que sabe Dios porqué y cómo se aparecen para irradiarnos y enriquecernos. Muchas gracias Cori, por cada palabra) 













Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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