domingo, 21 de octubre de 2012

Pedro Molina


Óyeme que me canso de tantos miramientos.

Yo quiero desnudarte de pretextos inútiles,
erizarte la piel
y quitarte la ropa, arrancártela a besos
y descender con ella por tu vientre y tus muslos
y dejarla caer
como el telón señala, a público y a actores,
el final del teatro.


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Yo la amaba, pero ella amaba a un hombre

que amaba a otra mujer

quien a su vez tampoco era capaz de amarle.

Lejos de separarnos,

la vida nos unía de esta manera

aún más estrechamente:

el amor circulaba entre todos nosotros,

pasaba como un rayo desde un cuerpo a otro cuerpo,

saltaba echando chispas de pasión compartida

de unos labios a otros

sin que llegase a ser de nadie.

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Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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