Vi el parque: verde–amarillo, verde–azul, verde–rojo,
verde–malva, verde sol y verde–temblor –
y escuché las flores–anaranjadas en floración –
Después, a través de la pared oval del parque
escuché a los niños de pies gráciles,
niños, moteados de azul, rayados de gris,
con mallas rosas.
Los árboles–columnas trazaban justamente líneas hacia
la lejanía,
desplomándose sensualmente en su redondez–largor;
pensé en mis visiones–retratos pintadas
y tuve la impresión
de haber hablado, aunque sólo fuese una vez,
con cada una de ellas.
Poema de "Yo, eterno niño" de Egon Schiele.