viernes, 16 de enero de 2015

Victoria Morán


La puerta y la llave


Hay una sola llave
Que abre una puerta sola
Que pasa a nuestro lado inadvertida
Cuando en el corazón no hay más que brumas.
Vamos cargando la pequeña herrumbre
Luna tras luna sospechando en vano
Que el próximo acertijo con bisagras
Será por fin la puerta redentora.
¿cómo saber si aquel umbral oscuro
que a tientas, persignados, hostigamos
blandiendo la aterrada llavecita
nos lanzará gloriosos al triunfo?
Hemos mordido el polvo del fracaso
Tantas enloquecidas putas veces
Que el corazón se nos llenó de dudas.
Brumosas y vagas cavilaciones
Nos forjaron el pecho amurallado.
Sin embargo, nacimos de la lucha
Y en ella andamos los sobrevivientes
Acechando las puertas, los zaguanes
Con una sola llave salvadora.
Nos han dicho que no tiene sentido,
Nos advirtieron que es un riesgo inútil,
Que el amor sólo vive en las pantallas,
Que los príncipes azules se destiñen
Y las princesas son romas cenicientas.
Que no tiene sentido la esperanza,
Que es una cosa estúpida el destino,
Que todo es improbable y malicioso,
Que la puerta son los padres, que no existe.
A sabiendas de todo lo impartido,
Coleccionando cachetazos sordos
Lucimos la ilusión como una insignia,
Necios, locos, imbéciles, vehementes
Rodando la sonrisa en la pendiente
Vamos los trashumantes jubilosos
Agitando llaveros en las manos
Porque sabemos, ¡Dios!, ¡sí que sabemos!
Que tras la sombra está la cerradura
Y somos luz abriéndonos la espera
Con la anhelante llave fatigada.
La puerta está esperando ser vencida
Por el pequeño bronce alborotado
Y en tal afrenta se nos va la vida…
El precio del amor nunca es en vano.



Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

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