martes, 5 de mayo de 2009

W. H. Auden

Funeral Blues

Stop all the clocks, cut off the telephone,
prevent the dog from barking with a juicy bone,
silence the pianos and with muffled drum
bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
scribbling on the sky the message: He Is Dead.
Put crêpe bows round the white necks of the public doves,
let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
my working week and my Sunday rest,
my noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;
pack up the moon and dismantle the sun;
pour away the ocean and sweep up the wood,
for nothing now can ever come to any good.

Detengan los relojes, desconecten el teléfono,
denle un hueso al perro para que no ladre,
callen los pianos y con tamborileo sordo
saquen el féretro, acérquense los dolientes.

Que los aviones sobrevuelen quejumbrosos nuestras cabezas
y garabateen en el cielo el mensaje: Él Ha Muerto.
Pongan moños negros en los níveos cuellos de las palomas,
que los policías de tránsito usen guantes de algodón negro.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y Oeste,
mi semana de trabajo y mi Domingo de descanso,
mi mediodía, mi medianoche, mi conversación, mi canción;
pensé que el amor perduraría por siempre. Estaba equivocado.

No precisamos estrellas ahora: apáguenlas todas;
envuelvan la luna y desarmen el sol;
desagüen el océano y talen el bosque,
porque de ahora en adelante nada servirá.

Florencia Abadi

desamor –qué raro sería, le digo, muchas vidas que se vuelvan lúcidas a la vez una lluvia que dé señales más claras– hablar me avergüenza de...

más vistas último mes